FORTALECIENDO MI VIDA EN CRISTO
“EL NUTRIMENTO ESPIRITUAL”
La palabra fortalecer tiene que ver con nutrir o dar vigor. El nutrimento espiritual es el proceso de aprovechar o asimilar la Palabra de Dios en nuestras vidas. La Palabra es de vital importancia para el desarrollo y el fortalecimiento espiritual de cada creyente. Es imposible que un cristiano crezca y se fortalezca sin ingerir los nutrientes que se hallan en la Sagrada Escritura. Ella nos da estabilidad y nos hace permanecer firmes en medio de cualquier adversidad que se nos presente en la vida.
Según el punto de vista biológico, el fortalecimiento sano y efectivo se logra a través de una nutrida alimentación. Sin lugar a dudas, todo crecimiento exige una alimentación adecuada y conveniente durante todo el proceso de desarrollo. En el campo espiritual, la persona nace en Cristo por la Palabra, comienza a crecer en Cristo por la Palabra, y se hace fuerte y maduro en Cristo por la Palabra. En la primera carta de Pedro 2:2, el apóstol exhorta a sus lectores a desear la leche espiritual pura, es decir, a sentir buen apetito por la Palabra de Dios así como los niños recién nacidos sienten apetito por la leche materna. Aquí vemos que la leche espiritual es indispensable en la primera etapa de crecimiento de un cristiano.
Apreciada juventud, es imposible que la vida en Cristo se desarrolle y se fortalezca sin el conocimiento de la Palabra de Dios. También es imposible que un cuerpo físico se desarrolle y se fortalezca sin necesidad de alimentos. Por tal razón, el Señor proveyó el alimento espiritual para el espíritu y el pan físico para el cuerpo. Cada creyente debe alimentarse permanentemente de la Palabra para crecer en la gracia y el conocimiento del Señor y salvador Jesucristo. 2 de Pedro 3:17-18 (El gran erudito San Jerónimo dijo: Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo). El único modo de evitar caer y ser inestable en la vida cristiana, es crecer y avanzar teniendo como base de desarrollo la Palabra de Dios.
Pero el creyente que no se alimenta de la Palabra no crece, no se robustece, y no se afirma en la vida cristiana. Por eso, generalmente expresa una conducta carente de moral, santidad y justicia. Además de esto, queda expuesto a ser llevado y arrastrado por cualquier viento de doctrina que aparezca.
AUTOR: Pastor Daniel García